
Reflejas, mil veces el cielo gris
como el canto
monótono y cansado de Penélope.
Ruedas, mil veces
sin descubrir que el camino no está aquí
sin arriesgarte a tomar un desvío.
Cantas, mil veces la misma canción
sin entender apenas la letra
ignorando tu propia melodía.
Buscas tu destino en un espejo
que solamente refleja
el laberinto donde encontrarás el fin de tus días..